>> En este post analizamos cuáles son esos hábitos que solemos cometer y que hacen que no prosperes económicamente.
Seguro que solo con leer el título ya os han surgido bastantes preguntas, salvo que la palabra “pobre” no esté relacionada con vuestro día a día, algo por lo que os damos la enhorabuena.
Si hablamos de hábito, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se trata del “modo especial de proceder adquirido por repetición de actos iguales o semejantes u originado por tendencias instintivas”. Es decir, el resultado de una acción que repetimos frecuentemente de forma inconsciente. Repeticiones, automatismos, inercia.
A lo largo de nuestra vida son muchos los hábitos que incorporamos e incorporaremos a nuestro día a día en forma de rutina: algunos de esos hábitos son buenos y otros no lo son tanto. Especialmente no lo son aquellos que no nos permiten dejar de ser pobres.
La gente pobre sólo trabaja para obtener un sueldo, pagar sus deudas y seguir así mes tras mes. Suena fuerte pero es así. Es una visión muy cerrada de la vida pero, por desgracia, es la que tiene la mayoría de las personas: vivir cada día con lo que cobra por trabajar, y así, el resto de sus vidas.
Por eso, ese tipo de personas nunca van a conseguir ser ricos. El rico se proyecta a sí mismo haciendo que el dinero trabaje para él, no trabajando por dinero.
Con el dinero, lo primero que debemos hacer para plantearnos y solucionar la situación en la que estamos, es dejar de lado los refranes y frases hechas con los que algunos de nuestros ancestros han querido justificar sus épocas de vacas flacas. Aquello de que “todo está en manos del destino”, o que “la suerte estaba echada”. Quizá todo sea más sencillo y nos baste con aprender cuáles son esos hábitos que no permiten que nuestra economía personal o profesional vaya mejor. Malos hábitos financieros que incluso son destructores y de los cuales, muy probablemente, no nos hayamos dado ni cuenta aún.
A continuación, vamos a analizar los 7 hábitos que te hacen mantenerte pobre para que, cuando acabes de leer este artículo, decidas cambiarlos para comenzar el camino a la riqueza.
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1. Compras sin sentido: que el consumo no te consuma.
Bienvenidos al siglo XXI, el del consumismo y las compras innecesarias. Sí, estás sonriendo porque tú también caes en las compras innecesarias de forma habitual y casi semi-inconsciente. Lo cierto es que la mayoría de la gente tiene una mentalidad de consumidor. Parece que nadie es capaz de pasárselo bien sin gastar dinero, y los medios de comunicación o la publicidad, no ayudan a que esta idea cambie en nuestra cabeza.
Si estás triste, te puedes ir de compras, a comer por ahí, a un concierto… En definitiva: a gastar dinero. Y si no lo tienes, pues también lo gastas. La mayoría de estas compras se hacen sin sentido, ya que son realmente innecesarias para mejorar nuestra vida y en ocasiones, buscan suplir algún problema momentáneo, un estado mental insatisfactorio o el simple hecho de estar aburrido.
La realidad es que si sigues gastando tu dinero en cosas o experiencias que asumes que te harán feliz, cuando lo que ocurre es que solo sirven para suplir momentos, el resultado va a ser que tu cuenta bancaria será un cúmulo de restas.
Según un estudio del Instituto Europeo Interregional de Consumo, realizado en varias áreas y países de la Unión Europea, “un 33% de la población adulta (32% de los hombres y 34% de las mujeres) tiene problemas de adicción a la compra, de compra impulsiva y de falta de control del gasto; un 18% de ellos de forma moderada; un 15% presenta un nivel importante de adicción y un 3% llega a niveles que pueden considerarse patológicos” es decir, se trataría de una adicción en sentido médico estricto.
Así que el primer consejo que podemos dar para mantener un bienestar financiero, es renunciar a ser un consumidor nato. Nadie ha dicho que sea fácil ni que la sociedad en la que vivimos colabore en que lo podamos conseguir pero, hay que plantearse empezar cuanto antes a pensar en lo que gastamos de forma innecesaria cada día y dejar de hacerlo.
2. Usar una tarjeta de crédito como préstamo
Seguro que a más de uno le salva el mes hacer la compra con esa tarjeta de crédito con la que todo el dinero que gastamos, no se resta de nuestra cuenta hasta primeros de mes. El tiempo suficiente para cobrar la nómina o ese trabajito que se nos debe.
El problema es que creemos que tener una tarjeta de crédito es un préstamo gratuito. Nada más lejos de la realidad. La tasa de interés, siempre está ahí, y puede aumentar nuestra deuda, ¿o es que alguien se cree que un banco va a ofrecer las ventajas de una tarjeta de crédito a cambio de nada? Una tarjeta de crédito lejos de ayudarte ante una emergencia, puede convertirte en un esclavo de un compromiso.
Obviamente el mejor consejo que podemos darte, es que intentes pagar en el acto lo que compres, teniendo en cuenta que podemos hacerlo, que conocemos y hemos evaluado cuál es nuestra salud financiera y sobre todo, que no estamos comprando algo que no nos podemos permitir.
Pero si aun así hay que comprarlo… Intentemos saber cuáles son las tasas de interés de la tarjeta de crédito que tenemos, para negociar con el banco otra tasa mejor, una que tenga unos intereses menores, o incluso, si eso no nos convence, siempre podremos ver las posibilidades que nos ofrecen las tarjetas de crédito de otros bancos. A veces no nos damos cuenta de las tasas elevadas que estamos pagando por culpa de la pereza de investigarlo o no querer averiguar lo que nos pueden ofrecer otras entidades bancarias.
3. Comprar lo que no podemos comprar
La mejor forma de vivir es con una buena salud financiera, y para ello nada mejor que vivir por debajo de nuestras posibilidades. Sí, tal y como lo lees, por debajo.
La sociedad del siglo XXI nos está acostumbrando a la idea de que es posible vivir por encima de nuestras posibilidades: cómprate el coche de tus sueños y paga a plazos durante 12 años; adquiere esa casa que siempre has querido y abona una hipoteca hasta que mueras o incluso cómprate ese móvil nuevo, aún sabiendo que el que tienes va perfectamente, pero el nuevo es mejor y lo puedes pagar en cómodos plazos con pocos intereses.
Intereses. Plazos. Vivir como no podemos vivir e incluso como no nos hace falta vivir. ¿O es que acaso ese móvil que tienes y funciona perfectamente no te sirve para tu día a día?
Plantéate si realmente necesitas tener más de lo que tienes a cambio de intereses muy altos y cuotas que te van a atar de por vida. Recuerda que la vida da mil vueltas y la hipoteca que hoy puedes pagar, quizá mañana no.
Y si es posible: organízate. Otro de los grandes hábitos de la gente pobre, es gastar el dinero sin control alguno, lo que suele ser un antónimo de ahorrar. Si además de no endeudarte con algunas adquisiciones, puedes llevar un control de tu economía personal y doméstica, la palabra pobre acabará saliendo de tu vocabulario habitual tarde o temprano.
4. Perder tiempo para ahorrar unos euros
Olvídate de eso de pasar horas buscando las zapatillas que te gustan dos euros más baratas, porque cuando las hayas encontrado, habrás perdido horas que podrías haber invertido en algo que te aporte ingresos, por ejemplo.
Seguro que nunca te has parado a pensar en ello. Queremos algo y buscamos en internet como locos la web donde pueda salirnos más barato. Pero, ¿cuánto vale el tiempo que hemos perdido en buscarlo? ¿Más o menos dinero que los 3 euros que nos ahorramos comprando en esa web? Obviamente más. Nuestro tiempo es el bien más preciado que tenemos y es nuestro deber saber cómo invertirlo, en qué y dónde.
Para dejar de ser pobre quizá debes empezar por valorar tu tiempo y así entenderás que eres capaz de invertirlo en otras cosas que te aporten más, no solo personalmente, también profesionalmente. Quizá las tres horas que has pasado buscando las zapatillas que te gustan más baratas, podrías haberlas usado en empezar un curso online sobre finanzas personales; o haber hecho un blog con el que poder sacar unos eurillos o incluso pensar ideas para crear un nuevo negocio de éxito y dedicarte al emprendimiento. Aprende a valorar tu tiempo y a invertirlo adecuadamente.
5. Tener una única fuente de ingresos
Hay una afirmación evidente que cualquiera puede entender: los ricos tienen varias fuentes de ingresos.
Las personas que tienen un solo flujo de ingresos suelen vivir siempre con miedo, con un estado mental que les angustia y que a veces hasta les hace tomar decisiones equivocadas en cuestiones financieras.
La tranquilidad que proporciona el hecho de tener diferentes fuentes de ingresos y diversificar tus inversiones, es necesaria para la salud mental. Eso no significa que mañana mismo te busques cualquier segundo empleo y andes como pollo sin cabeza para encontrar tiempo. Se trata de pararte a pensar en lo que te apasiona, lo que te gusta, lo que te hace feliz… y obtener ingresos por ello.
Si eres experto en escribir textos, podrías conseguir un plus de dinero haciendo blogs o trabajando de copywriter para alguna empresa. Si se te da bien la informática e incluso has estudiado algo que tenga que ver con ello, quizá puedes ofrecer online tus servicios para hacer webs de nuevas empresas o de gente que busque quien se lo haga. Existen a día de hoy muchas formas de obtener ingresos pasivos sin moverte de tu casa. Solo te hace falta un poco de tiempo para pensar en ello.
También puedes comenzar a crear un negocio secundario, invertir tu dinero en Bienes Raíces o en Acciones de Dividendos. Opciones no faltan y precisamente cuando tienes opciones, te sientes más a gusto ante lo que pueda pasar y cualquier desajuste imprevisto que irrumpa en nuestro bienestar económico.
Vamos más allá: las inversiones. A todos los que nos gusta el mundo de las inversiones, sabemos que la clave para que nos vaya bien, es la diversificación. Siendo más claros: cuando una inversión te va mal, siempre tienes otras que te están yendo mejor. O incluso, si pierdo mi empleo y temporalmente tengo que recurrir a mis inversiones, me será más sencillo si previamente he diversificado mis fuentes de ingresos.
La historia está llena de ideas simples que han llegado a aportar grandes ganancias con poca financiación. Puede que para dejar de ser pobre haya que empezar a usar el ingenio financiero.
6. Falta de metas.
Piensa un poco en futuro. Tienes que tener metas y proponerte cumplirlas.
Decía Earl Nightingale, famoso locutor de radio norteamericano, que “La gente con metas triunfa porque saben a dónde van”. Quizá es hora de saber a dónde vas para dejar de ser pobre.
Obviamente tienes que buscar la felicidad, no hay una meta más loable que esa, pero para ello tendrás que decidir qué hacer con tu dinero, ordenar tus prioridades y saber qué quieres conseguir. La gente pobre actúa siempre de forma emocional porque está condicionado al momento que está viviendo que, por desgracia, es de falta de dinero. Eso bloquea la mente y hace que no sea posible tener un horizonte claro.
Así que piensa en futuro y establece un plan de acción cuyo objetivo sea mejorar tu situación económica.
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7. Falta de asesoría.
Vivimos en una sociedad desinformada y sobre-informada, en la que cada día surgen de debajo de las piedras expertos en temas que nunca lo habían sido. Mucha de esa gente es fruto de un video viral que dura un par de meses o personas que incluso, acaban muriendo de éxito (en el sentido figurado de la frase, claro).
Pensar que lo sabes todo de finanzas personales, economía y dinero, no va a ayudar nunca a que dejes de ser pobre. Sentimos mucho si te estamos abriendo los ojos o te sientes ofendido, pero necesitas saber la verdad: no lo sabes todo. De hecho, no sabes ni un poquito.
Las personas ricas siempre tienen un asesor financiero, alguien que no solo sabe de dinero, también tiene un punto de vista subjetivo y exterior a la vida de la persona a la que asesoran. La mejor forma de saber dónde puedes invertir tu dinero, cuáles son las mejores oportunidades que te ofrece el mercado y el tiempo de recuperación de capitales y ganancias de algunas de tus inversiones, es que tengas un asesor profesional que te ayude a hacerlo.
Quizá ahora tengas claro que no es tarde para empezar a dejar de ser pobre sin que haga falta que te toque la lotería o que una herencia millonaria desconocida aparezca entre tus familiares. Como dice Tom Corley, autor de Change Your Habits, Change Your Life: “no ahorrar y gastar más de lo que se gana crea pobreza a largo plazo, sin esperanza de escapar”.
Cambia de hábitos, ahorra y sobre todo, escapa de lo que te ata a ser pobre. Deja de procrastinar y decir que quieres convertirte en millonario y comienza a hacerlo. Nunca es tarde.
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