ARTÍCULO DE OPINIÓN
Escrito por Eduard Pérez – Profesor de Mastering Crypto.
Cuando se trata de gestionar el riesgo en el trading, a menudo estar fuera del mercado es la decisión más inteligente. Hoy analizaremos la gestión que ha hecho Pershing Square con respecto a Netflix, prefiriendo asumir ciertas pérdidas, pero protegiendo el capital principal de sus clientes.
¿Habrán tomado una buena decisión? Lo veremos.
El binomio riesgo-beneficio
Hace unos días escuchaba en un vídeo de estos que se viralizan por internet una reflexión que me pareció muy acertada.
Un presentador de televisión decía que “uno de los mayores signos de inteligencia es saber cuándo tienes que irte, echarte a un lado”.
Y estoy plenamente de acuerdo. A veces, cuando no sabes qué consecuencias tendrá el hecho de seguir haciendo lo que haces, es mejor dejarlo y esperar tu momento (o dejar a otros que tengan el suyo).
En realidad, todo depende del binomio riesgo-beneficio. Si el potencial beneficio supera al riesgo asumido, probablemente sigas adelante; si no, quizás lo más inteligente sea dejarlo pasar.
Esta ecuación que debería ser bastante sencilla, tiene un pequeño inconveniente cuando el factor incertidumbre se hace más presente. Si no sabemos lo que puede pasar, es más difícil tomar decisiones.
La gravedad es predecible, los mercados no tanto
Cada día hacemos cálculos súper complejos que nos permiten tomar decisiones sin apenas pensar.
Cuando estamos conduciendo y nos acercamos a un paso de peatones, pisamos el freno con la fuerza justa como para terminar frenando en un punto muy concreto, por lo general bastante cerca del paso de peatones, pero lo suficiente como para no abordarlo.
Esto, aunque parezca sencillo, entraña una gran cantidad de operaciones de cálculo que nuestro cerebro hace de forma casi inconsciente. Por no decir que hay muchas más variables mecánicas, electrónicas, etc. que entran en juego si tenemos en cuenta que vamos en coche.
Sin embargo, las leyes físicas de la naturaleza se nos dan bastante bien. Con el entrenamiento adecuado, podemos lanzar una esfera (pelota) a 50 metros con el pie y que entre en una portería por un punto concreto.
El problema entra cuando tenemos que lidiar con las leyes de la economía naturaleza humana. Ahí es donde ya solemos fallar un poquito más. En los mercados, la información disponible no tiene porqué ser el único factor que mueva los mercados.
Tal y como apuntó Shiller en su conocido artículo de 1981, la idea de que los mercados son eficientes no tiene sentido pues a menudo se mueven hacia un lado u otro sin necesidad de que haya ocurrido nada.
Es aquí donde entra la naturaleza impredecible de los mercados. No sabemos porqué se moverá el precio (al menos en el corto plazo), lo único que sabemos es que lo va a hacer.
Gestionar el riesgo no se basa en predecir el futuro, sino en limitarlo
Cuando se trata de lidiar con la incertidumbre, sin duda debemos dejar entrar al juego una de las disciplinas que más me apasionan: la gestión del riesgo.
Creo sinceramente que es una de las temáticas más infravaloradas en las universidades y escuelas de negocios es el estudio del concepto de riesgo y, sobre todo, las técnicas con las que podemos gestionarlo.
A menudo suelo comentar en las clases que lo ÚNICO que podemos escoger cuando hacemos una operación de inversión son 2 cosas:
- En qué activo hacemos la inversión.
- Cuánto dinero estamos dispuestos a perder si la operación no cumple con nuestro objetivo.
Nada más.
Y esto es, básicamente, escoger el riesgo.
Todo lo que ocurra después dependerá del mercado. Por lo tanto, si el riesgo es lo único que depende de nosotros, ¿debería ser a lo que le dediquemos más tiempo no?
La realidad, en mi experiencia, es bastante distinta. He hablado con cientos de inversores y (casi) nunca tienen claro su plan de gestión de riesgo. Entienden el concepto, lo aceptan, pero por lo general sus acciones para con el riesgo son cuanto menos laxas. E incluso llegan a improvisar sobre la marcha.
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Cómo gestionar el riesgo correctamente: el caso Netflix y Bill Ackman
Seamos realistas: a nadie le gusta perder. Y la gestión del riesgo, por lo general, conlleva aceptar una pérdida.
Para analizar esta cuestión, vamos a recurrir a un caso que ha sonado durante los últimos días y que creo que sirve como un ejemplo perfecto de gestión del riesgo.
Durante la última publicación de resultados de Netflix, éstos fueron especialmente negativos. Por primera vez, la compañía no solo no ha ganado suscriptores, sino que los ha perdido. Quizás por una serie de malas decisiones o por la coyuntura socio-económica. No entraremos a valorar eso.
Además, la sinceridad con la que expusieron su situación no fue muy halagüeña:
“Compañeros accionistas, el crecimiento de nuestros ingresos se ha desacelerado considerablemente como muestran nuestros resultados y el pronóstico a continuación”. Acto seguido, el valor se desplomaba un 25%.
Los ingresos esperados eran de 7940M frente a los 7870M presentados por la compañía. Seguidamente, ésta anunciaba que había perdido 200.000 suscriptores, y que su estimación era perder 2 millones más en el próximo trimestre.
La pérdida de suscriptores ha superado la previsión más pesimista del Mercado. Además de todo esto, Netflix estima que más allá́ de los 222 millones de hogares suscritos, casi 100 millones más acceden a la plataforma de forma gratuita gracias a cuentas compartidas. Esto lógicamente impide a la compañía crecer en ciertos mercados.
El cambio en el modelo de negocio: la gota que colmó el vaso.
Si bien los datos de la compañía no eran buenos, quizás lo peor de la publicación fue el anuncio de que la compañía estaba barajando un cambio en su modelo de negocio: empezar a emitir anuncios (tal y como hacer, por ejemplo, YouTube).
Puede parecer algo lógico e incluso intuitivo con el fin de mejorar la facturación de la empresa. Sin embargo, la experiencia dice que los cambios en el modelo de negocio a priori no suelen ser bienvenidos. Como usuarios, no nos gusta que nos cambien las reglas del juego.
En una compañía donde la mayoría de los ingresos proviene de las suscripciones de sus usuarios, cambiar de repente la experiencia de usuario hacia un modelo en el que habrá anuncios puede tener consecuencias impredecibles.
Y Bill Ackman y su equipo son conscientes de esta incertidumbre.
Cuando aumenta la incertidumbre, recurre a tu manual de gestión del riesgo
Tal y como decíamos antes, la noticia de la desaceleración de Netflix cogió por sorpresa al mercado, el cual respondió con ventas haciendo caer el precio de las acciones de Netflix.
Una de las entidades que vendió TODA su participación de Netflix fue Pershing Square, la gestora de Bill Ackman. La venta se hizo con pérdidas, afectando a más de un 4% del fondo.
En una carta a sus inversores, Pershing Square explicó que, aunque creían que Netflix es una buena compañía, sólida y líder en su sector, el cambio en su modelo de negocio que pretendían hacer afectaba sobremanera a todas las previsiones que habían hecho previamente de la compañía.
Dicho de otra manera, Pershing Square no sabía, por el momento, cómo evaluar el impacto de estas medidas, haciendo que su inversión no tuviera los razonamientos que previamente habían hecho.
Lo interesante de la carta es que reconoce que su aprendizaje a parte de errores pasados (véase experiencia) los lleva a ser muy prudentes ante este tipo de cambios de escenario. Y, lejos de querer tener razón y llevar la contraria a la realidad (que están en pérdidas y no saben cuánto más podrían aumentar) deciden salir.
Deciden recurrir a su manual de gestión del riesgo que les indica, presuntamente, vender cualquier inversión que esté afectando a más del 5% de su fondo.
Así de sencillo. Sin argumentos ni vueltas de tuerca. Antes de perder más de un 5% se sale del mercado. Ya habrá nuevas oportunidades otro día.
Conclusiones
Muchas personas se están riendo (es lo que tiene internet a veces) de la decisión de vender TODA su posición en Netflix por parte del inversor Bill Ackman y su gestora Pershing Square Capital Management, L.P.
No voy a entrar en debate de si Netflix es una buena empresa o no (yo mismo soy cliente y estoy satisfecho). Aquí lo importante es cómo Ackman está lidiando con la INCERTIDUMBRE inherente en cualquier inversión.
Lejos de mantener su posición y, por ende, su razón (ego) a toda costa, Ackman reconoce que las circunstancias han cambiado y que no sabe evaluar el impacto que pueden tener las decisiones que tomará la compañía en el futuro.
Y, haciendo alarde de una gestión de riesgo exquisita, se retira antes de (quizás) hacer perder más dinero a sus clientes simplemente por no asumir una equivocación en forma de pérdida.
Como trader/inversor, lidiar con el riesgo y la incertidumbre es lo más común. Cada día los nuevos flujos de información ponen a prueba tus decisiones previas.
Asumir que las condiciones han cambiado (o no) en base a nueva información y hacer una retirada consensuada, meditada y objetiva es probablemente el signo de inteligencia más importante que debe tener un inversor.
Bravo Ackman. Aunque mañana Netflix volviera a estar en máximos él ya ha ganado.
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